Varios de los grandes retos globales de las próximas décadas están relacionados con el crecimiento de la población. Las previsiones de Naciones Unidas apuntan a que se alcanzarán los casi 10.000 millones de personas en 2050, este incremento constante de la población conlleva implicaciones ambienta les y también alimentarias con un impacto sin precedentes. El sector ha conseguido campaña a campaña ir aumentado el volumen de producción de forma sostenible
En este escenario mundial es donde Almería, con su sector agroalimentario a la bandera, se convierte en clave para garantizar el suministro de alimentos al mayor porcentaje posible de esta población, teniendo en cuenta que ya alimentamos a más de 500 millones de europeos.
Y aunque los retos del sector son muchos, podemos englobar la mayoría de ellos en un único titular: Producir alimentos satisfaciendo las necesidades actuales sin poner en riesgo la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas.
Y para este reto universal las soluciones deben ser múltiples y abordadas desde diferentes enfoques como son: los avances tecnológicos, el aprovecha miento de los desechos, las biosoluciones para el control de plagas, la agricultura regenerativa o la edición genética de semillas para la obtención de variedades más resistentes a las condiciones climáticas entre otras.
Y así lo está haciendo desde hace años el sector agroalimentario almeriense y su industria auxiliar, innovando día a día para transformar el panorama de nuestra producción con la contribución de estas soluciones que, además tienen en común el cumplimiento de los principios de salud ambiental, la equidad social y viabilidad económica.
Como una prueba de ello, el sector ha conseguido campaña a campaña ir aumentado el volumen de producción de forma sostenible. Se trata de una situación que se vuelve a conseguir en esta última campaña hortofrutícola 23-24 con un aumento de más del 4% del volumen de producción obtenido, alcanzando así un total de casi 4 millones de toneladas.
Sin embargo, teniendo en cuenta que los precios de venta disminuyen, nos queda trabajar de forma más intensa en la sostenibilidad económica de nuestro sector.
Y es que la producción de alimentos requiere, no solo de innovación para superar obstáculos sociales y ambientales, sino también de acciones para conseguir esta sostenibilidad económica.
Estamos consiguiendo avanzar en soluciones innovadoras que cumplen con los principios de salud ambiental y equidad social, pero finalmente dependemos de una sostenibilidad económica totalmente inestable donde aún nos queda mucho por avanzar si queremos que nuestro sector económico principal siga siéndolo en un futuro.
Este desafío debemos abordarlo holísticamente y desde tres aspectos principalmente. En primer lugar, desde la pertenencia a grupos de presión que influyan en la toma de decisiones de iniciativas políticas tan to europeas como nacionales y autonómicas. Dichas iniciativas ya han demostrado ser cla ve y causa de afección negativa sobre la competitividad de nuestro sector en los mercados, por lo que debe ser un factor que tratar de forma urgente.
En segundo lugar, desde la concentración de la oferta, con el objetivo principal de tener más presión a la hora de negociar los precios con las gran des cadenas y consiguiendo también una reducción de costes en la comercialización, profesionalidad de sus recursos humanos, y la ausencia de temporalidad, lo que permitirá aumentar el volumen de negocio, el número de clientes y, lo más importante, desplazar a intermediarios.
Por último, desde la búsqueda de nuevos mercados. Como señalaba al principio habrá que alimentar a casi 10.000 millones de habitantes y actual mente alimentamos a 500 millones. Esto re presenta un reto y una oportunidad muy emocionantes para abrir nuevas oportunidades al sector. Para concluir, es fundamental que no olvidemos que son ellos, los consumidores, quienes marcarán las tendencias del mercado, exigiendo opciones alimentarias sostenibles, saludables y seguras.